Trabajo dirigido por la investigadora del IAL Claudia Studdert y publicado recientemente en la revista Journal of Molecular Biology

QUIMIOTAXIS: Acoplamiento e integración de señales para orientar el movimiento de las bacterias en función de las concentraciones de compuestos químicos

(Comunicación IAL)


Las bacterias son capaces de nadar en determinadas direcciones para acercarse a
nutrientes o escapar de sustancias nocivas. Este proceso, denominado quimiotaxis, se
debe a que las bacterias detectan cambios en la concentración de sustancias químicas en
el ambiente circundante y desencadenan una respuesta de locomoción. Los compuestos
químicos son detectados por quimiorreceptores, los que envían señales a los flagelos
responsables del movimiento.
En un trabajo dirigido por la investigadora del IAL Claudia Studdert, publicado
recientemente en la revista Journal of Molecular Biology, se realizan estudios sobre la
función de una pequeña proteína, llamada CheW, que permite acoplar la señal de los
quimiorreceptores con la respuesta de movimiento. CheW tiene además un papel
importante en la interconexión de distintos quimiorreceptores para formar grandes
complejos con propiedades emergentes de sensibilidad e integración de señales.
En el trabajo se demostró en la bacteria modelo Escherichia coli que las dos actividades
de CheW, la de acoplamiento y la de interconexión del complejo, operan en forma
separada y se originan en distintas regiones de la proteína. Estas observaciones brindan
información sobre el origen evolutivo de esta pequeña proteína y permiten entender los
mecanismos moleculares que determinan el funcionamiento del sistema de quimiotaxis
en las bacterias.

En el laboratorio de Claudia se estudian, además, los sistemas de quimiodetección
presentes en una bacteria ambiental aislada del mar, cuyo genoma fue completamente
secuenciado. Esta bacteria, Halomonas titanicae KHS3, es capaz de degradar
hidrocarburos y crecer a expensas de materiales de desecho, acumulando en consecuencia
un polímero con propiedades particulares. Estas características la convierten en un
potencial agente de biorremediación y de producción de bioplásticos, y en el laboratorio
se está profundizando la caracterización de estos procesos.


Claudia Studertt es Investigadora Independiente del CONICET en el Laboratorio de Microbiología Molecular del IAL (https://ial.conicet.gov.ar/lmm/) y docente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral.

La primera autora del trabajo, Andrea Pedetta (Universidad Nacional de Mar del Plata) se desempeñó como becaria post-doctoral del CONICET dentro del proyecto, bajo la dirección de Claudia.